En primer lugar,
para la Naturaleza…
La química blanca no induce ningún impacto en el medio ambiente.
Esta alternativa es biodegradable y asimilable, sin consecuencias negativas para la naturaleza. No se emite ningún componente tóxico.
Además, el cultivo de bacterias no se hace perjudicando los cultivos alimentarios. Los microorganismos solo necesitan unos cuantos cm² para desarrollarse, mientras que las explotaciones petroquímicas, e incluso vegetales, siempre requieren más espacio y ponen en peligro el futuro de la humanidad, a corto plazo.
El uso de estas tecnologías vivas también permite reducir el impacto de carbono provocado por los transportistas de materias primas y las refinerías industriales.